Son efímeras las amapolas
Me recuerdan tus ojos tibios
Clavándose en el alma
Recorriendo
Con su mirada
El contorno de mi cuerpo, de mi sexo
Y el sudor
Antes de abrazarme apasionado
Lograbas que me sintiera importante
Me creía especial
Era tu perfecto engaño
Luego, después de apagado tu fuego
El mundo giraba indiferente
A mi dolor, al silencio